sábado, 21 de diciembre de 2024

Poema del día: "Me sacas", de Fady Joudah (Palestina, 1971)


Tú que me sacas de mi casa
estás ciego ante ese tu propio pasado
que nunca te abandona,
sin embargo no eres un topo
como para poder ahora oler y sentir lo que
me estás haciendo.
Un ahora tardo, desgastado, para que el pasado
sea un cambio climático y no una masacre,
para que el presente acabe nunca.
Pero yo estoy más cerca de ti que lo que tú estás de ti mismo
y esto, mi amigo enemigo,
es la definición de distancia.
Oh, no te indignes,
mira este video, te paso el link,
en el cual me borras miembro por miembro
y me lanzas hacia la calle para hacerme marchar
hacia mi catástrofe en un presente
que aún no alcanza el tamaño de tu pasado:
¿es acaso este el muro
contra el cual estás tirando tus dados?
Sí, estoy hablando de etimologías, estoy de acuerdo
con que la balanza se incline a tu favor,
a mí no me importan esas cosas, yo tengo un corazón
que se pudre, que resiste, que tiene esperanza, tengo genes,
como los tuyos, que no se adscriben
a la jerarquía de los daños.
Tú que me sacas de mi casa
también has sacado a mis padres
y a sus padres de las suyas.
¿Cómo es la vista desde mi ventana?
¿A qué sabe mi sal?
¿Acaso debo condenarme un poco
más para que tú puedas perdonarte a ti mismo
en mi cuerpo? Oh, cuánto amas mi cuerpo,
mi cuerpo, mi casa.

Fady Joudah, incluido en Círculo de poesía (México, 7 de mayo de 2023, trad. de Gustavo Osorio de Ita).

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viernes, 20 de diciembre de 2024

Poema del día: "Las arenas conciertan con las olas...", de Rita Geada (Cuba, 1934)


Las arenas
conciertan con las olas
una canción distinta, irrepetida,
aunque de siglos venga.
Sabemos
del mar antiguo e inmarcesible
que existe nuevo a cada instante,
que las nubes poseen sus fábulas
que la fina lluvia
no canta igual en cada oído.
Sabemos
que la Verdad es una
—aunque pueda tu verdad no ser la mía—
y que el Amor es uno
aunque muestre rostros diferentes.
Nosotros lo sabemos
aunque otros,
como simples marionetas o como payasos
sólo sepan bailar, girar vacíos
o jugar brillantemente
o turbiamente el ajedrez.
El corazón del mundo se retrasa,
mientras las manos se adelantan.

Rita Geada, incluido en Cinco poetisas cubanas (1935-1969) (Ediciones Universal, Miami, 1970, ed. de Ángel Aparicio Laurencio).

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jueves, 19 de diciembre de 2024

Poema del día: "Agua 1", de Cromwell Castillo (Perú, 1981)


Esta vez
su disposición adquiere la forma de mi lenguaje,
es decir,
su aspecto se hace universal desde mi boca.
De todas sus posibles determinaciones,
aquí, en lo habitable,
solo se espera su adaptabilidad;
después de esto,
quizá ella deba ser algo que no comprenda.
Pero lo no comprendido
se explica también a partir de mi desorden:
Silenciosa ventaja suya
la de enturbiar mi contenido.
Todo forma y se deforma
magníficamente
a partir de su espacio,
entonces,
de mi voz a lo insondable,
ella
es un poema
transmutando
sus abismos.
 
Cromwell Castillo en Estética de la revelaciones (Cascahuesos Editores, Perú, 2011).

miércoles, 18 de diciembre de 2024

Poema del día: "Solo era una niña...", de Christine Guinard (Francia, siglo XX)


Solo era una niña,
el ala, ancha, espesa, pegajosa,
abatida sobre el rostro, cubre la boca,
cose la boca y pasma
el silencio es de hielo
las pequeñas plumas se han incendiado
las paredes del ser de golpe,
han congelado la sangre
y cubierta
la boca
no dice
gran cosa
ella encierra
disuelve
los dientes
encajados
en lo inefable han molido
el viento
han silbado su pavana
retenido
la pena
desarmados han molido
el azabache
han mudado en violetas
en campánulas
en narcisos
en guisante de olor
la mordida

Christine Guinard, incluido en Aullido (Internet, 1 de septiembre de 2024, trad. de Alonso Venegas Flores).

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martes, 17 de diciembre de 2024

Poema del día: "Génesis", de Geoffrey Hill (Gran Bretaña, 1932-2016)


I
Contra el aire recio afiancé el paso
gritando los milagros del Señor.

Y lo primero fue obligar la mar
a sostener el peso de la tierra;
y al oír mi plegaria, las olas florecieron,
los ríos desovaron sus arenas.

Y en los ríos colmados y salinos
el duro y obstinado salmón se desveló
por alcanzar los montes apacibles
venciendo la corriente y el golpe de las aguas.

II
En el segundo día me levanté y miré
al águila abatirse con garras extendidas,
salpicando de plumas sangrientas la ribera
hasta dejar desnudo el tendón palpitante.

Y al tercer día proclamé: «Temed
la suave voz de la lechuza, la mueca del hurón,
el arco intencionado del halcón en el aire,
y el frío de sus ojos y el metal de sus cuerpos,
para siempre entregados a la presa».

III
Y al cuarto día, renuncié
a esta feroz e impenitente arcilla,
al tiempo que erigía el Leviatán acuoso
como un inmenso mito para el hombre,
y al albatros, de largas alas, le hice
blanquear la ceniza de los mares
donde se cruzan Cero y Capricornio,
una inmortalidad meditabunda
como la que posee el hechizado fénix
en el árbol inmarchitable.

IV
El fénix arde, frío como la escarcha;
semejante a un espectro legendario,
el pájaro-fantasma escapa y se extravía,
volteado sobre un mar anodino.
Así, en el quinto día retorné
a la carne y la sangre y al dolor de la sangre.

V
Y al sexto día, mientras cabalgaba
impaciente entre las obras de Dios,
con espuelas saqué la sangre del caballo.
Por la sangre vivimos, la fría, la caliente,
para asolar y redimir al mundo:
no hay mito que sin sangre se mantenga.
Por la sangre de Cristo se liberan los hombres
aunque sus cuerpos yazcan en sudarios
bajo el pellejo áspero del mar;
aunque la tierra envuelva en sus entrañas
los huesos incapaces de soportar la luz.

Geoffrey Hill, incluido en Arquitrave (nº 69, abril-julio de 2021, Colombia, versiones de Jordi Doce).

Otros poemas de Geoffrey Hill


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lunes, 16 de diciembre de 2024

Poema del día: "Fechas perdidas", de William Empson (Gran Bretaña, 1906-1984)


Poco a poco el veneno se infiltra en la sangre.
No es el esfuerzo o fracaso lo que cansa.
El sedimento es lo que queda y mata.

Tu sistema o visión clara no es lo que muele
hasta las consecuencias últimas lo que exige una vida;
poco a poco el veneno se infiltra en la sangre.

Sangraron un perro viejo hasta secarlo, los hilos
de sangre de perro joven un mes no duraron;
el sedimento es lo que queda y mata.

Son las tumbas chinas y los montes de escoria
los que usurpan el suelo, no el suelo que se repliega.
Poco a poco el veneno se infiltra en la sangre.

No tener fuego es ser una piel que chilla.
El fuego completo es muerte. De los fuegos parciales
el sedimento es lo que queda y mata.

Es el poema malogrado, los males
de las fechas perdidas, de lo que el corazón expira.
Poco a poco el veneno se infiltra en la sangre.
El sedimento es lo que queda y mata.

Afecta, pues, la creencia del buen tino
y finge que el estado sólo así se concibe,
y construye un edificio de forma
para casa en donde estén calientes los fantasmas.

Imagínate después, por milagro, conmigo
(ambiguas dádivas por serlo de los dioses)
lo que posiblemente allí no hubiera
y de la desesperación aprende estilo.

William Empson, incluido en Antología de poetas ingleses modernos  (Editorial Gredos, Madrid, 1963, trad. de Aquilino Duque).


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domingo, 15 de diciembre de 2024

Poema del día: "El regreso a la naturaleza", de Alice Meynell (Gran Bretaña, 1847-1922)


       PROMETEO
Fue en el sur, en medio de todo,
tierra adentro, a mediados de verano, mediodía;
y en lo más profundo de un manantial
se reflejaba el sol de junio.

¡Qué espléndida frescura! ¿Quién robó
este sol, este fuego, del cielo?
Lo preserva brillante en su alma
Prometeo, el perdonado.

       TETIS
Bajo su brillante influencia los poetas se atreven
con lo que percibe el ojo salvaje de la fantasía;
similitudes: la claridad, la justicia,
luz misteriosa de las imágenes.

Cerca del mar azul amo lo mejor,
la espuma plateada juega y flota, esbelta;
y diviso (tras Wordsworth y los demás)
sus naturales, griegos y plateados pies.

Alice Meynell, incluido en Antología de poetas inglesas del siglo XIX (Alba Editorial, Barcelona, 2021, trad. de Xandru Fernández y Gonzalo Torné).

Otros poemas de Alice Meynell